Los huevos de perdiz son generalmente incubados artificialmente en granjas cinegéticas con
fines reproductivos y/o para el consumo humano.
Huevo de la perdiz roja
El huevo de perdiz roja (Alectoris rufa) tiene la cascara lisa y
ligeramente coloreada, con manchas irregulares de un color ocre o marrón rosado sobre un fondo
blanco roto o grisáceo mate, con variaciones en la intensidad y agrupamiento de las manchas, que,
según algunos biólogos pueden influir en su fertilidad, en el desarrollo del pollo o en el sexo,
aunque posteriores estudios parecen contradecir esta opinión, al no encontrarse diferencias
significativas ni en el índice de fertilidad, ni en el desarrollo final de los polluelos. La forma
de los huevos de la
perdiz roja
es elipsoide, de alrededor de 4 cm en su eje longitudinal y 3 centímetros aproximadamente en su eje
transversal (largo x ancho), y tienen un peso que oscila entre los 15 y 24 gramos.
Tratamiento e incubación artificial
Después de ser recogidos de los ponederos los huevos de perdiz se examinan
cuidadosamente para eliminar restos orgánicos de excrementos que puedan encontrarse adheridos a la
cascara. Tras limpiarlos cuidadosamente y se clasifican eliminando los que no cumplan con el tamaño
normalizado o presenten irregularidades. Lo ideal es recoger los huevos de las jaulas de
reproducción dos veces al día para evitar que estos se manchen demasiado con los restos de heces y
también con el fin de que no se recalienten en exceso. Los
huevos de perdiz
seleccionados se someten a un proceso de desinfección en una cámara con una temperatura de
alrededor de 25ºC durante veinte minutos. Después de asegurarse del buen estado de los huevos, se
pasan a la sala de incubación donde, antes de meterlos a la incubadora, pasaran unas horas para
aclimatarse y después proceder a trasladarlos a la incubadora. El tiempo necesario hasta su
eclosión es de 24 días (cuatro que pasan en la nacedora y 20 en la incubadora). La temperatura de
incubación es de 37, 5 ºC, con una humedad relativa del 85 al 90. En algunas explotaciones
pequeñas, la labor de incubación la llevan a cabo gallinas cluecas, con resultados muy
satisfactorios puesto que obtienen del 90 al 95% de nacimientos útiles (el porcentaje en su hábitat
natural, según algunos estudios, se sitúa en el 91% aproximadamente); sin embargo en granjas de
alta producción la incubadora y todo el proceso de esterilización, higiene, conservación, etc.,
asegura una producción más controlada y homogénea.
Pasados los veinte días de incubación se procede al miraje mediante un aparato
denominado ovoscopio que permite observar el correcto desarrollo del embrión de
perdiz
y desechar aquellos huevos defectuosos o que no tengan un desarrollo embrionario
satisfactorio.
Consumo de huevos de perdiz
El consumo de huevos de perdiz no está muy generalizado. Es difícil de
encontrarlos en los supermercados o grandes superficies, siendo mucho más habitual disponer de
huevos de codorniz, que son mucho más pequeños. Sin embargo en las zonas dónde la caza de la
perdiz está generalizada o existen granjas cinegéticas de esta especie que se dedican a la
cría de perdices
es bastante más sencillo encontrar lugares donde pueden ser adquiridos, o restaurantes que ofrecen
suculentas recetas en las que está presente el huevo de perdiz.